domingo, 21 de octubre de 2007

Si tuviera un lunar al lado de la boca sonreiría sin piedad a los caminantes sin sombra. Mi lucha sería distinta. Mis ojos arderían en otros fuegos.

Pero el escape encontraría la misma salida. Y el vértigo al vacío seguiría empapelando las paredes concretas, de cal y arena.

Si aunque sea tuviera una verdad para revelar brillarían mis colmillos en otros cuellos, más blancos, más secos. Pero seguro derramarían, roja, la misma sangre.

Si al final son sólo excusas y solo importa lo importante.

¿Qué es entonces?

Qué es lo importante sino estás. Si no hay más arroz con azafrán, no hay más vueltas a la calesita, no hay más reír por reír, no hay pies descalzos en el auto. Sólo queda la ausencia y el silencio. De eso sí hay. De eso sí queda.
De lo demás qué hay, qué queda, qué importa?