martes, 22 de enero de 2008

no tuve otra opción que decirle a ese rincón que se corriera. y se cayó el mundo. pero vos quedaste en pie. tenías otra visión. otra opinión. parece que es mejor jugar de a dos.  



sábado, 12 de enero de 2008



hoy deseo ser correspondida. pedir verde y tener agua. extender la mano y que caigan piedras de algodón. quiero que todo sea del color de las cosas lindas. comer pan con miel y derramarme en tu boca como por un laberinto de moras que disfruto una por una. no quiero certezas. ni cerezas. un paso y una duda. un vaso y una uva. eso quiero. hoy no necesito tener nada porque soy.

hoy podría pintar un cuadro o construir un edificio. ladrillos de palabras dedicadas, olvidadas, cansadas. la fuerza sale no sé de dónde, vibro con el aire que me roza. hoy sólo quiero pan y rosas.


lunes, 7 de enero de 2008

el drama de escribir

En la debilidad está la fuerza. Si salimos “con todo” vamos a encontrar nada. Hay que infringirse la caída, para justo antes de caer levantar la cabeza y volver levantar vuelo. Riesgo. El riesgo es acción. Escribo mis personajes sin saber a quién voy a encontrar. Nunca sé qué quiero contar. Robo frases y las agrupo. Les cambio palabras, los puntos, las comas, un par de pinceladas y listo.

Las palabras importan sólo como excusa para poner el cuerpo en acción. La palabra es acción y ese accionar en el espacio también es accionar en el tiempo que corre y no pasa nunca por el mismo lugar. La palabra salpica y es salpicada por otras palabras. Una extraña sintaxis de cuerpos chorreando voces que son casi ajenas. Pero no. Salen de un cuerpo, de una poética corporal. No metafórica. No, no hay metáforas. Se es lo que se es. Y nada más. No hay lugar para el miedo. El miedo es histórico. No sirve. Tengo interés en contar algo sencillo pero de manera complicada. Eso es lo que hago. Así me divierto. Y pasan las horas. ¡Pasan!

7.08.07

miércoles, 2 de enero de 2008

Quiero desprenderme de esta soledad nocturna. Derramar un llanto entre olvidos y espesas tinieblas. Extender la mano y que estés ahí, al acecho, con el puñal preparado por si ataca la ausencia.

Se filtran algunos callejones imperfectos entre flores marchitas y sabores aciagos.

Y es el mismo. Y no. Y otro. Y mañana tal vez ya no haya. No haya este silencio roto con estas palabras impuestas venidas no sé de dónde. O de un lugar inabarcable.

Flotando en balsas inconclusas, meditando en la jungla entre tambores soleados y príncipes dormidos. Vienen cantando himnos gigantes, predicando vientos perdidos.

Y yo acá llena de soledad. Presa de mi boca. Quiebro una sombra y nace el desconcierto. Y como una música fugaz las cuerdas se tocan solas.

No hay oídos que quepan en estas súplicas. Sólo hay fastidio y tormenta. No es bueno el pronóstico. Hoy no. Las gotas caen pesadas en la tierra seca que retumba con augurios ancestrales. El grito gutural del abismo se esconde en un eco efímero y precoz.

Voraces son tus manchas que me envenenan con ojos ciegos y perfumados.


Sacros imperios se erigen a mis espaldas. Los oigo caer como cadenas rotas.

Ser libre. Qué tortura, qué sufrimiento, cuánto dolor en estas tierras mojadas.

Tanto olor a café y tan poco sueño.

Tus hombros vigías como huesos de gato esperan saciarse de mi sed.
Y yo, infame ninfa del olvido, esquiva sombra del día, busco sin piedad el mar que me hunda en la alegría.


7-11-07