martes, 25 de diciembre de 2007

solo una frase

cierra los ojos

lo hago

y las lágrimas se adueñan de ellos.

es solo eso. ese instante el que me lo pides, ese instante en el que lo hago. y en el medio, agua, agua, mucha agua y quién sabe cuántas cosas más. y me encuentro queriendo estar en otro sitio, me encuentro diciendo "sitio" en vez de lugar. me encuentro y no sé dónde estoy si acá o allá. o en ninguna parte. a mí también me encantan los nuevos tiempos, los tiempos nuevos. esa adrenalina inconsciente, esa frenesí casi dramático de no saber lo que se está haciendo. y claro, la seguridad de ampararse en la ignorancia, que es la mejor amiga de la inseguridad. impulsos. acá estoy. pierdan cuidado.

domingo, 23 de diciembre de 2007

bien sabemos que esto no es más que un sueño.


y qué va explicar nada. es tan jodido. la distancia y los 10.000 km, y el océano y los cables que van debajo de él y nos conectan y nos desconectan al mismo tiempo. 

y las imágenes y los recuerdos y las bicicletas pasan y me atraviesan. y no me llevan a ninguna parte. quedo anclada aquí en esta ciudad de promesas imprudentes. 

miedo.
de nuevo miedo.
como el primer día.

euforia de sentirme libre
no quedan palabras. no sé nada. 
sigo sin entender; es mágico. 

dos velas apagadas y el cuadro de una bicicleta aguardan en pausa la llegada del viajero. la hojas caerán y llegará el otoño. dos meses son siglos y segundos. y el miedo es no volver. a ser los mismos. el miedo es haber dejado todo atrás y que el presente termine ayer. 
porque alguien dijo por ahí:
la distancia no es cuánto nos separemos
la distancia es si no volvemos.

pero desconfío, sinceramente. hoy estoy así. y creo que es de nuevo el miedo. 

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Sí, es verdad. A la distancia todo se ve borroso. Los recuerdos parecen falsos o no se distinguen. Como si hubiera sido otro aquel, otro lejano, inalcanzable ya.
El tiempo y la distancia nos obligan a elegir qué recordar. Y esa es la diferencia. En los recuerdos es en donde las personas se revelan distintas. En los recuerdos que elijen. Yo elijo recordar lo mejor. Lo demás, lo abandono delante de cualquier puerta. Ya lo borré. Ahora no existe. Ya no es en mí más que una huella. Pero esa huella, tenue, permanece y se hace cada vez más honda. Aunque nunca transitemos por ahí. Aunque nuestro camino corra en paralelo, el otro cercano nos acecha.
Eso lo entiendo ahora. Que entiendo algunas cosas más. Y otras menos. Yo elijo el camino principal, sí. Pero el paralelo corre más rápido a veces y llega antes a donde vamos. Un olor, un sonido, una canción. Todo evoca algo, alguien. Que se perdió, o se perderá. Como un ciclón, se renuevan los vientos, se despeinan los días y yo andando, buscando un poco de sol donde secar mis velas.

lunes, 17 de diciembre de 2007

good morning

una daga atravieza mi sueño.
un sonido crispado y amenazante me envuelve.
se derrama un rayo de luz por la habitación.
abro los ojos.
despacio.
y todo está como lo dejé anoche.
sí.
todo menos vos.
que quedaste ahí, en el recital, en lo de Pedro, en el brownie con helado.
tengo la sensación de haber vivido un sueño.
creo que me dormí el viernes y me desperté hoy.
dos días que fueron meses, que fueron segundos.

y se callan. y ausentes de todo sitio se pierden en redes que no cazan nada en redes con agujeros en redes de recuerdos que nunca existirán. perdidos, volando, como dibujados con crayón van chapoteando océanos, van dejando de ser, se van borrando hasta confundirse con las paredes, los árboles, el viento.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

más que mil palabras

Melancolía (1899) de Edvard Munch

martes, 11 de diciembre de 2007

dulce de melancolía

y ahí está. me mira en su rincón, con esos ojitos pequeños y frágiles. a veces creo que la pierdo, y entonces la busco. pero en general aparece cuando menos la espero. como las lluvias tropicales, torrenciales y breves. viene, me abraza con sus brazos largos y flacos. y yo me entrego, porque es dulce a pesar de su mala fama. 
a veces se parece a la otra. esa que me persigue todo el tiempo, que me cela, que no me deja nunca. esa que amo, que si la pierdo me muero. 
hoy, como muchas veces, la melancolía se mezcla con la soledad y nace una tristeza vieja, que ya existía, que renace en este momento. 
una música suena y sueña. 
si vivir es soñar, yo me quiero dormir. y sigo despierta. entonces quizás sea esto lo que se siente cuando se vive. esta sensación de incertidumbre constante, este abismo que se acerca y se aleja. estas palabras que brotan de los sonidos de la habitación, del silencio roto por el ruido que la heladera hace siempre a esta hora de la noche. 
Puede ser que ella, como yo, también se sienta sola. Puede ser que espere una escapada furtiva y nocturna, alguien que se refleje con su luz y la saque de su ausencia de hielo. 
Puede ser que los objetos se hayan cansado de acecharnos y quieran ser acechados ellos también. El cambio es constante. Y si hoy al fin me muero, será sola y melancólica, será como soy, como debe ser. 

siempre me sucede después de mostrar algo.
me queda la excitación de la exposición.
mostrarme es también demostrarme, y eso me provoca una sensación extraña como si algo de mí se perdiera entre la gente. esa sensación de ser observado a la distancia pero fijamente.

dejar caer una parte de uno y entregarla. eso deja una sensación de vacío. y después irse. hoy ya me siento más íntegra. pero más débil. quizás es que soy un poco menos, quizás es que me olvidé algo ahí. perdí unas palabras en otras bocas, dejé de lo que era ayer. ahora soy otra.

domingo, 9 de diciembre de 2007

fin de semana

(((silencio. grillos. desayuno en tiffany's)))

todo lo que diga sobra

son dos

y eso es mucho

son uno

y podrían ser menos

qué más da.

a la orilla del río el horizonte está lejos. el amanecer sucede pero no nos importa. es como sino estuviéramos, pero estamos. en el río que nos hunde y nos ahoga.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

anoche

no sé si era el frío o eran los besos
pero los cuerpos temblaban,
lo sé.

y nada más...

martes, 4 de diciembre de 2007

deseos (II)

quiero robar el viento y regalárselo a un globo.

quiero que me digan que ya pasó, que todo está bien, que nada malo va a suceder.

quiero consquitarme, poder gobernarme anárquicamente. pero escapo de mí, una vez más.
y ya estoy harta de consolarme. de decirme que algún día va a llegar el maldito momento en el que mi yo se atreva a atravezar el cristal y rompa con esta coraza que me atrapa.

soy sincera igual. lo sé. pero el miedo no me lo saca nadie.

no, alguien lo va auyentar. pero solo si yo lo dejo, cosa que por ahora me resulta difícil.
quizás tenga que ser a la fuerza. alguien con coraje entonces. y con fuerza, porque soy resistente.

ayer no podía dormir de todas las cosas que me daban vueltas en la cabeza. me hubiera levantado a escribir. pero no lo hice. lo dejé para hoy. y hoy siento que no puedo capturar nada. ya el día empañó las palabras. la noche las abriga como pequeñas alimañanas, como ciénagas perfumadas. entonces al amanecer duermen refugiadas entre mis sábanas para esperarme dormitando hasta la noche. allí estaré envuelta entre tules de dudas y mantas invisibles, como todas las noches. (o casi)

domingo, 2 de diciembre de 2007

la soledad cae como copos de nieve que se deshacen al caer la noche

un corazón como de alambre, como de alfombra me pide fuego. le doy sed.  y me sonríe. 
suceden cosas extrañas en esta ciudad. sobre todo cuando no se busca nada. 
se siente el olor a jazmín las ganas de hacer algo y el placer de no hacer nada. 

hoy nieva y dejé la ventana abierta. 

viernes, 30 de noviembre de 2007

hace tiempo que naufrago en ninguna orilla. no sé cuánto. tiempo.
dos días o tres años. hay cosas que hacen que el contador vuelva a cero.
yo dudo pero vivo. aunque dé mil vueltas sobre lo mismo, o ni lo piense, pasa.
reconstruir un instante es vivirlo de nuevo.
escribirlo es verlo de afuera.
y se disfruta otra vez, como una película que se ve dos veces.
ya se sabe qué va a pasar y sin embargo la pantalla ilumina nuestro rostro espectante.
esperando que esta vez no se vaya, que esta vez la historia termine distinta. pero es igual. siempre...
el pasado se hace presente a cada instante.
y el presente está viniendo o se está yendo.
y entonces acá, qué queda.
todo cambia velozmente.
sobre todo yo.
que doy un paso y me pierdo. doy otro y me encuentro.
pero distinta.
palabras, momentos, miradas me cambian a cada instante.
da vértigo; genera una sensación nueva, fascinante y frágil.
quiero un mundo en el que quepan todos mis mundos.
chau, me voy a construir.

N. dice: "A pesar de todo, es decir, antes y después de todo, hasta la primera luz del alba, soy tu amigo"

Cómo no perdornarte, amigo.

Si la única falta es extrañarnos.

jueves, 29 de noviembre de 2007

re-flexión

Jueves, clase de dramaturgia.
"La obra puede tener una estructura muy buena, que funciona, pero lo más importante es lo que pasa en cada situación particular, vivirla, no pasarla por alto"
Ah! claro, así es la vida también, no?
Quizás la estructura es buena y funciona, pero no vivimos cada situación, no la transitamos, nos sacamos las escena de encima, con didascalias que no dicen nada. Será eso lo importante? Sí, es eso. Es fácil decirlo. Lo difícil es recordarlo todo el tiempo. Lo difícil es no caer en sobre valorar la estrucura. Al fin y al cabo también es nuestro sostén. Pero no es lo más importante. Ni siquiera el teatro es importante. "El teatro no sirve para nada". Guau. Puede ser. Pero...

miércoles, 28 de noviembre de 2007

quiero balancearme y caer en el abismo de tus ojos
quiero suicidarme en tu sonrisa
y dormir acurrucada en el hueco de tu frente

morir despacio en el agua de tus labios
y despertarme apurada en la palma de tu mano

otras

si yo fuera cantante tendría que ser ana prada, sin duda.

si fuera un personaje de un cuento, a Holly Golightly me gustaría siquiera parecerme

si fuera fruta sería frutilla, pero por ahora solo las como con avidez de hormiga

si fuera estrella, osa polar sería mi nombre

mas no soy nada de eso, claro está
entonces me quedo con esto
que parece soy
pero que todavía no sé

sencillez

simplemente me conformo con tenerlo todo

besos cálidos en invierno
caricias refrescantes en verano

Si acaso hay que elegir

Yo elijo tenerlo todo

Plantar jazmines y geranios

Comer sandía con vino

La chancha y los veinte

Ser y no ser

Y sino, qué va! me conformo con un helado de dulce de leche y un largo rato al sol en alguna plaza

martes, 27 de noviembre de 2007

una mosca se choca contra el vidrio transparente.
una y mil veces lo intenta.
una y mil veces se choca.
una y mil veces seguirá intentando hasta que muera
o alguien le abra la ventana.

quiero tener alas naranjas

O que alguien me abra la ventana que tengo la cabeza llena de chichones violetas.

lunes, 26 de noviembre de 2007

noche de domingo

p. vino en bicicleta. sus ojos brillaban como la brillantina del agua. su voz agitada no encontraba las palabras. su corazón de península brotaba por sus manos que temblorosas me entregaron la locura en forma de caja de cartón. y yo sin saber qué decir. y yo ahí clavada en la esquina. como estatua de sal. tan sólo pude sonreír. y abrazar tímidamente. qué hacer ante tanta entrega. qué dar a cambio cuando no se pide nada. cuando se recibe algo inesperado. una música que suena ahora en mi silencio. una música, un remanso de espinas de algodón.
el prado está lleno de hojas secas. que caen y nadie recoje. mi valija está llena de polvo. y no sé cómo vaciarla.
el cielo está tan claro hoy.
que podría enamorarme.
o llorar un año entero.
(el mismo que ganamos ayer)

alguien me regaló sin quererlo la posibilidadde de sentir que lo que perdí puede volver, transformado, modificado, electrizado. es una sensación de calma y felicidad infinita. y él no lo sabe. no podría saberlo. tendría que usar muchas palabras para explicárselo. y sabemos que muchas veces sobran.
es solo eso: perdí algo muy querido, y por eso ahora soy lo que soy. y por ser lo que soy me dieron algo. entonces lo que perdí, también lo gano. gracias a alguien.
gracias.
y más.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

no me resigno, no.

a encontrar algo indecible

entre las almendras

de los días



un sol de verano

que queme este hielo

y encuentre un fuego

una montaña, un lago

todo junto

a lo indecible

que tiene ese encanto
que tiene esa forma
de nada, de ausencia
y sin embargo la busco
en el fondo del desierto.

no me resingo, no.
voy a encontrar lo inefable
y besarlo hasta secarme

de pelos y patos

patégras quiero comer y mi pelo embellecer.
un pan flauta untaré, con wellapon lo lavaré
con gusto mi boca lo comerá, y así sano mi cabello crecerá

jueves, 15 de noviembre de 2007

perfume casino

voy apostar todo. el viento huracanado del oeste, las ganas de no ser, mis ojos marrones. quiero perder y aún así esperarte. quiero quedarme sin el pan y sin la torta. y que vengas vos y hacernos un festín de manjares. apostar un pleno al 36 mi aburrimiento cotidiano y perder. ser sin fortuna alguien fortuito. voy a apostar no tener suerte. me juego mi planta de albahaca y el olor a humedad de mi placard y si pierdo me pongo una fábrica de churros rellenos y me voy a la costa a pasar el invierno.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

suerte

Estoy pensado en hacer un túnel para alejarme de vos, para que no me hagas mal. Atravezar desiertos azules, comiendo caracoles y frutas maduras. O zigzaguear por el pasto como un escarabajo rojo y llegar al otro lado del sol sin que me pise un auto.

jueves, 8 de noviembre de 2007

guía

Poder desahogar estos gritos suicidas. El sueño es una guerra que se pierde. El hambre es una poesía que se ignora.

Si para buscarlo tengo que encontrarlo quiero tener que caminar sobre el cristal de hielo y pedirle a un gitano que me preste su brújula.

El hambre es la poesía de los pobres.

Día 5

Voy a tener que reforzar las precauciones. Un rayo de luz logró meterse en la habitación. Por suerte no vi nada porque enseguida lo cubrí con lo primero que encontré. Creo que fue una mano.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

la máquina


estado de ausencia

quiero desprenderme de esta soledad nocturna. derramar un llanto entre olvidos y espesas tinieblas. extender la mano y que estés ahí, al acecho, con el puñal preparado por si ataca la ausencia.
se filtran algunos callejones imperfectos entre flores marchitas y sabores aciagos.
Y es el mismo. Y no. Y otro. Y mañana tal vez ya no haya. No haya este silencio roto con estas palabras impuestas venidas no sé de dónde. O de un lugar inabarcable.

flotando en balsas inconclusas, meditando en la jungla entre tambores soleados y príncipes dormidos. Vienen cantando himnos gigantes, predicando vientos perdidos.
Y yo acá llena de soledad. Presa de mi boca. Quiebro una sombra y nace el desconcierto. Y como una música fugaz las cuerdas se tocan solas.
No hay oídos que quepan en estas súplicas. Sólo hay fastidio y tormenta. No es bueno el pronóstico. Hoy no. Las gotas caen pesadas en la tierra seca que retumba con augurios ancestrales. El grito gutural del abismo se esconde en un eco efímero y precoz.
Voraces son tus manchas que me envenenan con ojos ciegos y perfumados.
Sacros imperios se erigen a mis espaldas. Los oigo caer como cadenas rotas.
Ser libre. Qué tortura, qué sufrimiento, cuánto dolor en estas tierras mojadas.
Tanto olor a café y tan poco sueño.
Tus hombros vigías como huesos de gato esperan saciarse de mi sed.
Y yo, infame ninfa del olvido, esquiva sombra del día, busco sin piedad el mar que me hunda en la alegría.

quiero desprenderme de esta soledad nocturna. derramar un llanto entre olvidos y espesas tinieblas. extender la mano y que estés ahí, al acecho, con el puñal preparado por si ataca la ausencia.

se filtran algunos callejones borrosos con flores marchitas y sabores aciagos.
Y es el mismo. Y no. Y otro. Y mañana tal vez ya no haya. No haya este silencio roto con estas palabras impuestas traídas no sé de dónde. O de un lugar inabarcable.

flotando en balsas inconclusas, meditando en la jungla entre tambores soleados y príncipes dormidos.
Vienen cantando hinmos gigantes, predicando vientos perdidos.
Y yo acá llena de soledad. Presa de mi boca.

Quiebro una sombra y nace el desconcierto. Y como una música fugaz las cuerdas se tocan solas.

martes, 6 de noviembre de 2007

no sé cómo sigue la historia. y eso me desespera. no, no me genera la maravillosa sensación de estar creando algo y no saber qué va a venir. No, ahora no. Me desespera como una mosca en el oído. Quiero saber qué va a pasar. Y eso sólo está en mi mente. Y por eso ahora me odio. Me desespera. Quiero salir. Quiero tirarme al sol y solo pensar en el calor que tengo. Quiero meter los pies en una fuente. Y después la cabeza y quedarme unos minutos así hasta salir azul y sentir el aire fresco que entra en mis pulmones ahogados. quiero revivir y para eso es necesario morir. quiero soñar otras cosas. otros finales. y sueño siempre el mismo. quiero engañarme y creerme feliz. no estoy tranquila. no sé por qué. me presiona la persiana. la subo. uf, ya está. era eso. solo subir la persiana y ver a través de la ventana el muro. el muro está ahí, es concreto. de concreto. entonces no hay que imaginarlo. qué placer. qué liviandad que todo esté así dado. pero dura unos momentos. después todo vuelve a flotar y tengo que ir agarrando cosas para poder sobrevivir. porque sino se escapan rápido. todo pasa rápido en este río. los peces, las algas, corren como si llegaran tarde a algún lado. pero todos los lados están acá, o allá o donde querramos. si quisiera llegar acá, ya lo hubiera logrado y todo sería mucho más fácil. pero no. la señorita quiere ir más allá. quiere saber el final de la historia ahora. no, chiquita, para eso vas a tener que sufrir mucho. horas de insomio, de exposición. porque crear es exponerse. y creer también. y tienen una sola letra de diferencia. pero volvamos al desierto de donde venimos. sí, ya sé, nadie entiende nada. pero vos te estás pinchando con un cactus y eso sí que lo entendés y muy bien. bueno, ya es hora. de levantarse. de romper las hojas. de borrón y cuenta nueva. Mozo, la cuenta!

lunes, 5 de noviembre de 2007

algo viejo que vuelve

A medida que el tiempo pasa las cosas se resignifican. A veces pienso que ya no soy yo la que leyó La metamorfosis, (cualquier de las dos veces). A veces pienso que no me alcanzarían las horas del día para que todos mis yo puedan disfrutar de todo lo bello del mundo. Yo no soy ayer, y hoy, no leí tal libro, hoy no vi tal obra; fue otra, y en otra quedan las sensaciones, las imágenes; otra tuvo el placer, ese placer. Yo tengo otro. No mejor, ni peor. Otro. Sin embargo, no deja de resonar en mi mente la realidad infalible de que nunca somos los mismos. Cómo prometer entonces amor, más allá del día de hoy. Quién no cambia, muere. Y yo no quiero morir. Y cambio. Sin querer, a veces. La realidad me hace cambiar, lo que veo, lo que oigo, lo que vivo. Las personas que conozco, las que podría conocer, todo me hace ver las cosas de un modo diferente. Tal vez sea exagerado. Pero también esa soy yo. El cambio no es pervertir la esencia, aunque ésta tampoco sea inalterable. Nada es inalterable. Y eso duele. Y es un duelo constante. Acaso vivir sea eso, o al menos una visión un poco oscura diría que vimos en un constante duelo (que duele) por lo que ya no somos, ni nunca jamás seremos, ni viviremos, ni sentiremos. Cada momento es único, y en este punto me declaro existencialista. A partir de ahora. Eso es algo que cambió en mi esencia. Ya había dicho que no era inalterable. No sé qué más se modificará en mí o en mi entorno a partir de este cambio. Porque así como los demás me modifican, seguramente yo modifico a alguien. Sin quererlo, a una persona que pasó y posó sus ojos en los míos y vio algo. Y sí, ahora soy romántica. Soy muchas, soy todas y a la vez no soy nadie. Y esta redefinición del ser humano, me abruma, me exalta, me excita y me angustia.

Sin embargo, la elijo. Hoy, ahora; mañana no sé. Sólo quiero vivir cosas que me hagan feliz, que me llenen, que me hagan persona. Y esto no quiere decir cosas que me “hagan bien” o que sean buenas, como estuve tentada de escribir... no, son cosas que pasen, no más ni menos, incluso la desilusión y el desamor, son cosas increíbles de vivir. Y vivirlo así lo hace menos doloroso en un punto; cuando logramos verlo así. Yo ahora lo veo así. Este desamor que estoy viviendo, hoy. Y no ayer. Ayer era distinto. Lo vivía de otra manera, más dramáticamente. Y está bien también. Todo está bien. No. No sé por qué pero no creo eso. No todo está bien para mí. Y no es que juzgue otras formas de vida. Pero para mí no está bien todo.
Pero las cosas que pasaron de ayer a hoy, aunque más no sea haber dormido entre pilas de libros, en un lugar que no es el mío con sueños robados a la luz del día, eso ya me hace distinta de la de ayer. Entonces puedo mirar las cosas con otros ojos. Entonces puedo amar a la misma persona, o no. Y puedo y quiero permitirme eso. Con sus riesgos. En una persona como yo, tan inestable y sensible y pequeña y frágil. Y no. Y fuerte. Y segura. Y valiente. Entonces cuál soy yo. A veces me confundo a mí misma. Me engaño para poder seguir adelante. Aunque a veces pienso que no voy a poder seguir. Que en algún momento voy a decir: bueno, hasta acá llegué. Y voy a parar el motor. Y tal vez haya alguien que pueda y quiera hacerlo funcionar. O tal vez no y quede así varado, en medio de las ruinas, del polvo, del camino, tal vez para siempre. Y eso puede pasar mañana, o tal vez en una hora, o en años, o nunca. Y eso nadie lo sabe. Y eso es lo maravilloso de vivir, de estar vivos. De sentir la adrenalina en la piel. Sé que hay algunas cosas que me hacen sentir algo parecido a la felicidad. Aunque me cuesta entender que tal vez sea solo eso la felicidad. Una sumatoria de momentos. No un estado general (y en consecuencia, vago). Solo una sucesión de momentos entrecortados. Particulares y breves, a veces demasiado, y por eso hay que cuidarlos, aprovecharlos, vivirlos y guardarlos. Sí, guardarlos. Nunca está de más tener algo lindo para echar mano cuando nos sentimos vacíos y tristes y queremos salir de ese estado. Porque a veces no. A veces tenemos, tengo, ganas de revolcarme en el llanto, en la tristeza absoluta del ser - humano, de mi vida, de mis días, hundirme en el más hondo de los dolores y ver cómo salgo de eso, como un desafío, como una prueba más. Ver cómo mi alma se desintegra en cada lágrima, como se desmorona todo, todo negro, nada nada sólo llanto de angustia y ganas de quedarse ahí para siempre, en un rincón, sangrando, morir así, sin recuerdos, seca, seca y sola.
Pero no. Otras veces no. Quiero salir. Y lucho. Y me desgarro el alma que queda hecha jirones contra la almohada y mi mano se extiende y no toca a nadie, porque nadie me ve. Porque me escondo. Claro, para llorar, me escondo. Entonces nadie me ve que pido a gritos que me miren, que me escuchen. Y entonces o caigo rendida y la falta de fuerzas hacen que el llanto se agote (pero no la sensación de angustia, que pasa a ser una angustia espantosamente seca). O logro gritar tan fuerte que alguien me oye y acude. Y me sana. Me salva, me cobija. Porque por suerte hay gente con esa capacidad de salvarme; porque yo les di esa posibilidad. Hay que gente no quiere salvarse nunca. Y no te da esa posibilidad, y eso a mí me genera una impotencia horrible, pero hay que aceptar. Aceptar que tal vez no sea yo quien te pueda salvar, que tal vez no te quieras salvar. Es triste. Muy triste para mí, ver a alguien lindo, perderse en las neblinas de la depresión. Es infinitamente devastador. Nunca me había pasado. Y mierda, cómo me afecta. Tan solo hace un mes me encontré con su alma, o con su corazón o con su cuerpo o con todo al mismo tiempo y ya caí en la trampa tendida por mí misma. Qué estúpida. Y bueno, tal vez aprenda algo de esto. Creo que ya aprendí. Más bien, creo que cambié, que es la mejor forma de aprender. Si uno aprende sin cambiar, es inútil. Es como el conocimiento de enciclopedia, como estudiar de memoria: sirve para un momento y se esfuma. En cambio si incorporamos la vivencia, si eso se hace carne en nosotros, eso significa que salimos airosos del asunto, aunque tal vez con una herida más. Por pequeña que sea.

22 de febrero de 2006

jueves, 1 de noviembre de 2007

el aburrimiento es feroz. es de noche. prendo un cigarrillo y miro mis dedos moverse entre el tabaco y el humo. ni siquiera el humo toma formas sorprendentes. me siento en el escalón de más arriba y miro hacia la puerta. no espero que venga nadie. es sólo para confirmar la salida. para saber que si quiero puedo irme. pero elijo quedarme.
tengo sed. busco un vaso y me sirvo agua. la tomo. despacio. siento como va atravezando mi lengua, mi garganta...pero en un punto la pierdo. ya no la siento. quizás haya calmado mi sed y entonces su existencia no tenga sentido. quizás ya no 'es' nada.
no sé. dejo de pensar en eso. apago el cigarrillo cuando todavía queda la mitad. en realidad no fumo. pero ciertas circunstancias me parece que necesitan de un poco de humo. como una ambientación. como una música de fondo.
sigo aburrida.
escribo. unas líneas. garabateo la hoja. pienso en qué podría hacer para no aburrirme. hojeo las páginas de un libro. no me atrae.
miro la puerta.
no viene.
no va a venir.
igual no lo espero.
y si viniera el aburrimiento seguiría presente como una sombra, como un reflejo. y sería peor porque tendría que fingir no aburrirme.
que no venga.
no.
bajo hasta el primer escalón. me siento. me saco las zapatillas y siento el pasto. está seco. hace días que no llueve. hay sol. y no parece que vaya a llover.
miro mis pies. flacos y blancos. me llevan a todos lados y sin embargo nunca los miro. durante mucho tiempo no los reconocí como míos. eran algo ajeno a mi cuerpo. ahora no, ahora son míos. sólo míos.

jueves, 25 de octubre de 2007

una mañana

el calor se pega en la espalda
caos en el tránsito
caos en las palabras

un accidente
manchas de colores

la naturaleza es injusta
la solemnidad es redundancia

domingo, 21 de octubre de 2007

Si tuviera un lunar al lado de la boca sonreiría sin piedad a los caminantes sin sombra. Mi lucha sería distinta. Mis ojos arderían en otros fuegos.

Pero el escape encontraría la misma salida. Y el vértigo al vacío seguiría empapelando las paredes concretas, de cal y arena.

Si aunque sea tuviera una verdad para revelar brillarían mis colmillos en otros cuellos, más blancos, más secos. Pero seguro derramarían, roja, la misma sangre.

Si al final son sólo excusas y solo importa lo importante.

¿Qué es entonces?

Qué es lo importante sino estás. Si no hay más arroz con azafrán, no hay más vueltas a la calesita, no hay más reír por reír, no hay pies descalzos en el auto. Sólo queda la ausencia y el silencio. De eso sí hay. De eso sí queda.
De lo demás qué hay, qué queda, qué importa?

miércoles, 17 de octubre de 2007

entonces, las palabras estallan; Antígona en su rincón, con esquirlas de vocales entre sus dientes, toca el arpa guerrera de la memoria.
Esconde entre sus ropas un ángel desplumado, que hierve en aceites de llanto y sales de amapola.

martes, 16 de octubre de 2007

más de La Hierba Roja

-Folavril... -dijo Lazuli.
-Saphir... -dijo Folavril.

Y se besaron de nuevo. La noche se acercaba. Los vio y se detuvo antes de llegar a ellos, para no molestarlos. Mejor sería que fuera a acompañar a Wolf, que regresaba en aquel momento. Al cabo de una hora, todo estaba a oscuras, menos un círculo de sol en el que había los ojos cerrados de Folavril y los besos de Lazuli, en medio del vapor que desprendían sus cuerpos. "

domingo, 14 de octubre de 2007

para melosos

Hay un instante en el que no somos nada. Digo, entre nosotros, nada; sólo un cristal liso y transparente. Todavía no hay nada. Nada de esa formalidad insulsa, nada que nos encierre en la seguridad del sí rutinario. Dos abismos que se miran.
Darse vuelta corriendo, o muy lentamente, “echando una última mirada” y no verse nunca más. Podría pasar. Pero una llave gira. Y todavía por un segundo más o por algunos años somos dos desconocidos. Miedo, excitación, vértigo.
¿Serás alguien hoy entre mis brazos? ¿Serán tus besos insolentes los que se deslicen por mi piel? Quizás mi piel hoy no necesite de tu aliento. Y no lo sé hasta que la cercanía de tu perfume anuda un lazo, y trae un recuerdo; un recuerdo como lejano como de otras vidas.
Una unión de arenas, acuática, como de fuego. No alcanza el cuerpo y se cuela el alma. Intentamos llenarnos, asquearnos de miel y de canela. Mordemos manzanas hasta cansarnos. Pero nunca llega el fondo del abismo. Y luego, entonces sólo reposar siendo un poco más del otro. Siendo cabalgados por caballos negros que desafían al viento, al pulso, al tiempo.
Hay olvido, hay distancia, hay besos que ya nunca se van a dar. Ya hay todo eso y no hay nada. Hay vacío cada vez. Más hondo, más certero. Acaso el amor sea no llenarse nunca.

viernes, 12 de octubre de 2007

siniestra


"Los zurdos viven en promedio cuatro años menos que los diestros (aaahh!!). Esto se achaca (?) al estrés que produce en la vida cotidiana ser zurdo, en una sociedad diestra, o a los accidentes producidos por el uso de herramientas no adecuadas para ellos.
Muchas personas zurdas tienen dificultad para adaptarse a un mundo en donde todo está al revés, viendolo desde el punto de vista del zurdo"

Los zurdos procesan la información con "simultaneidad visual", modo en el que varios esquemas se procesan simultaneamente. Un efecto lateral de estos modos de procesar la información es que los diestros necesitan completar una tarea antes de empezar la siguiente. A los zurdos, en contraste, les conforta cruzar varias tareas, para lo que tienen mayor habilidad. Esto les hace aparecer (a la mayoría diestra) como si no terminasen nada. Alternativamente, los zurdos tienen una excelente habilidad multitarea, lo que quizá esté en el origen de las anécdotas que sugieren que son más creativos.

Cuántos sesiones me hubiera ahorrado si hubiera sabido que todo esto era por ser zurda nomás...en fin, internet me está quemando el cerebro.





tu realismo

El surrealismo es el "rayo invisible" que nos permitirá un día triunfar sobre nuestros adversario. "No tiembles, adefesio". Este verano las rosas son azules; la madera es vidrio, la tierra envuelta en su verdor me impresiona tan poco como un aparecido. Vivir y dejar de vivir son soluciones imaginarias. La existencia está en otra parte. (André Breton)

su realismo

"El color de las medias de una mujer no es forzosamente igual al de sus ojos, lo que ha hecho decir a un filósofo, cuyo nombre no vale la pena mecionar: 'Los cefalópodos tienen más motivos que los cuadúrpedo para odiar el progreso'"
Max Morise (sacado del Primer Manifiesto Surrealista, de André Breton)

Qué onda, eh?

jueves, 11 de octubre de 2007

Osa Polar Zurda

Los osos polares son nómadas y, aunque ocasionalmente recorren grandes distancias, tienden a permanecer en la misma área. No defienden su territorio.

Los osos polares son solitarios, excepto en el caso de las hembras con crías o los adultos en busca de apareamiento.

Los osos polares nacen ciegos.

Los osos polares son zurdos.

2.500 personas al año mueren en accidente por usar herramientas hechas para gente derecha.

No sé, fijate.

Monotemática

Retener. Memorizar. Eso quisiera. Todas las palabras de este libro. La Hierba roja. Boris Vian. Imposible no caer en sus garras. Mi vanidosa mano se desespera porque jamás brotarán de ella palabras, no, frases, no tampoco…eso, eso que se crea entre mis ojos y esa hoja (¿esa hierba?), que dice: Folavril, que dice Wolf, Lazuli, Lil, que dice tiempo, infancia, recuerdo, amor, que dice que ‘luchar no significa avanzar’ que dice…en fin, el libro todo es una gran sucesión de imágenes que explotan en la retina, que se desparraman inabarcables con una sola lectura. Cuando tenga valor, y sobre todo cuando tenga mi libro propio (se aceptan donaciones; odio no poder escribirlos!!) me sumergiré nuevamente en los suburbios de la razón, y hundiré mi nariz entre amores ausentes, recuerdos olvidables y playas secas.

Yo quisiera tomar las palabras por el cuello, y estrangular a Boris, mientras le digo: hijodeputa no podés escribir así, no podés humillar así al pobre papel con esas imágenes, que no puede contener.

Quiero ser como dice Wolf que son todas las mujeres: un color, un perfume y una música.

‘¿Hay alguien más solo que un héroe?’

miércoles, 10 de octubre de 2007

fragmento de "La Hierba Roja" de Boris Vian.

“Monsieur Brul -dijo Wolf subrayando las palabras-, escuche lo que voy a contestarle. Escúcheme con atención. Sus estudios no son más que una broma. Es lo más fácil del mundo. Desde hace generaciones y generaciones, se intenta hacer creer a la gente que un ingeniero o un sabio son hombres de élite. Pues bien, yo me río; y nadie se llama a engaño, excepto los que pretenden formar parte de esa élite: Monsieur Brul, es más difícil aprender a boxear que aprender matemáticas. Sino, habría en las escuelas muchas más clases de boxeo que de aritmética. Es más difícil llegar a ser un buen nadador que escribir correctamente. Sino, habría muchos más entrenadores de natación que profesores de gramática. Todo el mundo puede ser bachiller, señor Brul, y, en efecto, hay muchos bachilleres, pero ¿cuántos de ellos son capaces de participar en una prueba de decatlón? Monsieur Brul, odio los estudios porque hay demasiados imbéciles que saben leer: pero ni estos imbéciles se equivocan, porque se pasan el día leyendo periódicos deportivos y glorificando a los héroes del estadio. Y más nos valdría aprender a hacer el amor correctamente que devanarnos los sesos delante de un libro de historia. (…) El amor es una actividad física tan descuidada como las demás.

(…)
Ahora ya sabe qué opino de sus estudios. De su chochez. De su propaganda. De sus libros. De sus aulas que apestan y de los tontos de la clase que se pasan el día masturbándose. De sus lavabos llenos de mierda y de los alborotadores solapados, de los alumnos de la Escuela Normal, verdosos y gafados, de los del Politécnico, llenos de presunción, de los de la Central, almibarados de burguesía, de los médicos ladrones y de los jueces deshonestos…qué porquería…yo me quedo con un buen combate de boxeo…también está amañado, pero por lo menos es divertido.
-Es divertido sólo por contraste- dijo Monsieur Brul-. Si hubiera tantos boxeadores como estudiantes, al que llevaría en triunfo sería al vencedor de las oposiciones.
-Puede ser. Dijo Wolf, pero se ha preferido propagar la cultural intelectual. Tanto mejor para la cultura física…"

jueves, 4 de octubre de 2007

Tengo una experiencia, una impresión absurda de qué hacer y cuándo. No quiero que se entienda. Que nadie entienda nada, eso quiero. A qué tanto entender mierda. Entienda que el rosa es rosa porque sus ojos se lo dicen que ama porque su corazón de lata late, porque su piel se funde con otra y no hay forma de despegarse. Entienda que si calla es porque no tiene nada para decir, que el silencio no incomoda si se lo sabe atravesar. Que la quietud es más penetrante que la incesante movilidad de los miembros.
Esto no es una metáfora, es un cuento, o el principio de una novela. O nada. O un vacío. Todo es vacío que se llena de la nada. O de amor o de soledad. Un cuerpo que vive intentando desplegar un poco de algo más en su alrededor. Algo más de magia, algo más de poseía. Un subte de caracoles hambrientos, una calle alfombrada de verde. Una utopía. Palabras que sienten que se huelen al fin entre el precipicio de mi mirada y el abismo de mi boca.

martes, 2 de octubre de 2007

verborragia

El sonido de las campanas retumba en las paredes del fuerte. El grito del monje se oye como un eco ausente que se precipita por las angostas calles de tierra. Hay un niño que llora cubierto de pieles infalibles, recordando el momento de su nacimiento.

El mendigo llora a los pies del mártir y le ofrece grises néctares de ninfas marinas. El sabor dulce de la derrota embebe los labios y los adormece.

Presos de una religión inocua, insectos y deidades se mezclan en danzas alegres. Cantan versos brillosos que enceguecen a los caminantes desprevenidos.
Los cañones aún secos esperan la partida. Mientras algunos pequeños audaces lobos domesticados preparan una sopa que calmará su sed.

Desde el olimpo se distinguen cuernos de sapos olvidados en bibliotecas de serpientes. El dios del hiato se enfrenta con el minotauro. Nace así la metáfora.

Me sumerjo en el abismo de la palabra, un pozo ciego sin fin, ni quimeras. Hace frío en este pozo. Precisamos el fuego de la discordia para calentar este presagio de vida. Pronto llegará un sonido ensordecedor y las cenizas cubrirán los cuerpos. Eso dijo una muchacha mientras lavaba su ropa el borde el río.

A ella se acercó el monje y le dijo: “muchacha, tú que tienes el don del insomnio, ven y despierta mi encanto sobre las olas de esta incertidumbre”: Y ahí nomás la virgen despojóse de su vientre y se lo entregó envuelto en la espuma dulce del desconsuelo.

Septiembre 2007

jueves, 20 de septiembre de 2007

Si pudiera describirte me quedaría callada. Si tus besos fueran nombrables te besaría para que mi boca no los nombre jamás. No digas nada. Nunca. De esto que nos pasa. No lo comentes con ningún amigo. Ni siquiera con tu espejo. No expongas a la miseria de las palabras, esta energía inefable, este huracán de instintos. No lo opaques con sílabas suntuosas. No soy única. No. Soy una en vos. Soy otra en otros. Callame, no me dejes seguir matando de a poco con estas líneas el deseo incontrolable de morder tu piel. Basta, besame, matame, no dejes que lo arruine todo, otra vez. Siempre, otra vez. Cada palabra que escribo es un deseo que muere. Callame, besame o matame.

martes, 18 de septiembre de 2007

libro-pompeyo II

Lluvias. Zarpas. Respuestas. Cristales opacos entreabren la tierra de otro siglo. La raíz con olor a hierbas de una mujer andrajosa a la orilla de la tormenta nocturna, que amarillenta, por la danza del carbón, pide un país. La magia de cabelleras suntuosas y sopas de antaño, conmigo duermen libres gargantas y suspiran trenes que se alejan llanos. Silenciosos. Como parvas colinas ciegas, como playas de eucaliptos ásperas, maternales. Despedidas vertiginosas, estambres y corrientes. Sonrisas. Y quizás por esa puerta aparece más allá una tierra, un rocío, una noche.
Alas de burbujas suenan en el campo. Esponjas montañosas caían lentamente por los sueños.
Flores bellas que esperan que nazcan y no. Y nosotras que esperamos tendidas en la hierba, las grietas de una sonrisa mordida en la oratoria fosforescente de una pareja fugaz. Nosotras morenas, nosotras sin tierra, nosotras que partimos de a poquito los huesos y las venas azules. Que pensamos que hay hojas y plantaciones de cocodrilos que nos muerden las tripas y nos persiguen. Nos mienten. Nosotras que sabemos que allá, en la pulpería hay una piragua materna y un sol orgánico que nos revienta. Un sol que pide en el fondo más lejano de un estante. Y estamos heridas sin saber cómo un gato entra a la niebla y se agazapa lentamente mientras surge de aquel país. Acá el niño borrascoso nos ilumina y nos hace sentir una cierta decepción absurda del mañana que siempre surge.
Acá el niño borrascoso nos ilumina. Todos los huevos duermen sin sueño. Hay lágrimas pesadas fugaces a la orilla del mar.
Una garra sabe que el dios me defiende del brillo del pantano del niño infiel.
El niño sabe que mañana el viento hundirá en sus ropas un escorpión y sus dientes se separarán de sus encías y morderán las plantaciones. Quizás mi madre en un ronco sueño vive mezclando astrales ojos. Y sus estrellas piensan que absorben las venas borrascosas de hoy.
Pobrecito el niño con sus pepitas de oro, duerme bajo un largo grito. Duerme en otro siglo acusado de verdes nubes, inocentes son con una mano.
Yo viví en lugares como brazos, como lágrimas, como camas ausentes de sábanas. Yo como una ausencia, como una orgía de muerte me acordaba y me acuerdo de los tripulantes insaciables que como aves de rapiña, como fondos azuzado de poblaciones inmersas, duermen. Y el niño era aquel país. El niño del que hablo tiene mandíbulas negras de sangre, el niño arrastra enfermo un resplandor de sufrimientos.
Aquí un cielo ardiente ávido y virgen tornea sus cuerpos en formas que se escurren de una belleza extraña. Tan ruines y tan míseras son sus almendras, que a veces, no entiendo el idioma.
Puedo pensar que quiero sonreír en su pecho y flotar interrumpidamente por estrellas, por besos. Besos que los devastaban en un vino cruel.
Allá, el pasado. Hoy el niño borrascoso vive en una choza. Hoy, ahora, en este momento, una experiencia penetrante se casa con la muerte. Aspiro un funeral de recuerdos como círculo lentos, que surgen y amanecen despacio entre las estrellas aladas de terciopelo y de nácar.
En la tibia habitación en el país de los recuerdos se abren círculo en torno a sus tobillos. La lluvia, una porcelana insondable, una ciudad sin cabezas, hay cimas venenosas que ocultan en el centro un odio legendario. La tierra se halla dentro de los mundos a sangre viva. Dicen que los enormes zumbidos no ceden.
El niño que quiere nacer dentro de su bella dueña del mundo. Planetas cargados de deidades. Veranos, silencios pasados, hoy el niño no sabe qué es llorar. Recién nacido como una manzana hirviente con plumas, como un bandoneón sin tribunal. De la noche del sótano en los ojos de un pájaro húmedo. Puede brillar si encuentra una extraña mano que le sale de entre las venas.
No cedas, niño borrascoso, a tu fondo blanco, a tus fósforos que se mezclan con las lluvias. El asunto es la cicatriz.
Arde, el niño borrascoso aliado a la plegaria del rey. Porque el país donde llevan deidades salvajes y húmedas manzanas ondean músicas y objetos y recorren sus tobillos.
Aguas oscuras en mi memoria. Una vieja de terror vaga en la terraza del fuego.
La virtud de la ruta gime al padre olvidado del lugar. Bajo el mantel de la noche brilla el manto.
El niño borrascoso golpea inválidos atardeceres. Se torna indeleble como un murciélago.
Perdido en la noche, susurros de su sombra sexual, plantas de hospitales con olor a vino y a eucaliptos.

libro-pompeyo

Mi alma era una niebla. Como un farol borrascoso entre tormentas nocturnas y países con escorpiones y ratas. Mi alma es un niño. Un niño en medio de una tormenta nocturna. Y cascos, cascos con sus amos delante de provincias amortajadas y pequeños testigos como epitafios más allá de las aguas que se escurren, de los meandros oscuros y profundos del retorno. Y murmullos levantados…
Mi alma es un pequeño testigo, un pálido testigo a la distancia, entre el rocío y la noche, entre la gruta y la piedra. Ahí está mi alma. Con una lámpara, sola, como un soplo de ternura. Vivo a la par de la música. Con mi alma, en una colina, yo mismo arriba de un caballo fangoso me dirigía hacia diálogos suspendidos en páramos que huyen entre frías aureolas. Oh, destino mío! Voz borrascosa, bajo piedras, más allá de tu imperio, una voz, una voz me musita y me murmura voces. Vos me murmurás pequeño testigo…cada instante veo tu rostro que me murmura. Me murmuran mujeres con arañas, mujeres con manos como arañas, con bocas como arañas, que recorren todo tu cuerpo. Vos con mi alma a la par de esa extensión absurda que son tus ojos. Tus ojos con pelos, como orugas, tus ojos hambrientos con telas de arañas. Que se meten despacito entre mis venas. Que se meten y esperan telas, esperan antiguos delantales de maestra. Esperando que yo llegue hasta tus brazos. Y te diga: tierra.Así es. Así es el Conservatorio Nacional de Músicos. Los músicos despiertan en mí ciertas capas de mi alma escondidas muy profundo con telas de arañas. Con ácaros y magnolias secas, en el fondo de una interminable provincia. Y sumida en la portezuela de los diálogos, las mujeres del Conservatorio Nacional, me refiero puntualmente a la primera línea de violines. Aquellas muchachas con horas exagües, con distancias moradas, con espaldas azuzadas, y humo. Humo y fatigas que ven pasar de nuevo en coches, algunos árboles bajo faroles, algunas poblaciones, algún pequeño niño. Y todo así. Así un montón. Todo un interminable bacanal. Un bacanal de escorpión, de vaca silvestre. Y el director con su silencio fosforescente, con su llama amortajada, con sus manoplas y sus canas secas.
Madre, madre, dónde dejaste mi cinta pegajosa. Donde está mi espalda ojeada, mi espalada de cristal, mis manos azules, mis manos trémulas con aroma a cuero. Mi manos, mamá, son negros frutos. Se sumergen en el vino de la vista y vos, nutriste ese diálogo…

viernes, 14 de septiembre de 2007

Lo que veo es lo que no está. Veo una ausencia. La ausencia de un vestido rosa detrás de la ventana. La necesidad de congelar esa visión me llevó a abrir la puerta, atravesar el patio y pararme justo enfrente de la ausencia del vestido. Sentir su aroma a bergamota, oír su sonido a río manso.
Ir hacia el vacío. Entre esos dos agujeros negros. El aire insonoro me aísla.

Ojo de tormenta. Boca de avalancha.

Vendrán a buscarme. Tendrán muchas manos y una sola salida. Me tomarán por los hombros me guiarán sin violencia y yo me dejaré llevar porque jamás pude resistirme a ir hacia mi propio fin. Oiré algunos pasos, pero no pediré ayuda. Yo también voy a poder -al fin- entregarme. Y ya no sentiré culpa. Nunca más.

de morir cómo de ausencia

Despacito. Consumiéndome desde adentro. Primero los órganos, después las partes más superficiales. El pelo. Los dientes. Hasta no ser más que un charco sangre derramada en un suelo marrón. Tierra y sangre. Sublime combinación de imágenes. Desquiciadamente hermosa. Excitante. Despojarme de estas pieles que me sobran, de estos huesos que no se llenan. Y ser una con la tierra. Como en otro tiempo /// Una jauría de lobos buscando niños para amamantar. Un silencio de noche. Y otra vez la ausencia ///

miércoles, 12 de septiembre de 2007

PASA POCO TIEMPO. PERO PASA IGUAL. NO HAY DETENCION EN LA OSCURIDAD MATINAL DE TU ALIENTO SIN NOMBRE. NO ESCUCHO TUS PASOS. PERO YA ESTÁS ADENTRO. DERRAMANDO TU SIMPLEZA ARDIENTE Y FUGAZ. SE LLENA EL VACÍO. EL HUECO CERRADO. NO HAY OPCIÓN, PORQUE NO HAY SALIDA. CALLARSE EN SINFONÍA SUTIL. RECUPERO MI SILENCIO ESPANTADA. LODO DE LABIOS.

¿Qué es esta calma estrepitosa, este remanso lunar en el que me encuentro? Hace mucho que no sentía que se puede estar esperando, sabiendo que va a llegar y entonces quizás ahora entiendo eso de la “dulce espera”. No, no estoy embarazada. Simplemente, espero. Y es dulce. Porque sé que va a venir. Sino sería angustioso, inminentemente suicida. Sería pesado. Pero no. Hoy el día pegotea el pelo, la piel y yo tengo el cuerpo iluminado. Llueven sobre mí mieles de seda. No es felicidad, no. Es una sensación de calma pavorosa, una sucesión de ritmos porteños como melodías. No hay ruidos, hay sonidos que se conjugan y hacen más tierna la espera. Beso el aire, acaricio una paloma. Ya está llegando…

Entonces te escribo
Te derramo en el papel para que estés en algún lado
Para hacerte presente entre tantos espejos rotos.
Sangre que derrama las últimas gotas del pasado

No hay celdas bilingües en estas noches de antorchas
Hay cientos de espías que me buscan
Me someten
Me empalagan

Solo reconozco el pasar de tu pelo al viento
Tus labios agitados
tus ojos verdes

Un susurro
Un oído
Una gota que se pierde sin sabor a nada

Cada cuchillo es una alfombra
Me mezo y me acurruco en tu espalda infalible

Si estás
Es porque te derramo en estas hojas blancas
Sucio de renglones
Pintado de letras negras
Manchado, al fin, de ausencia

Quizás perderse es encontrarse en otro lugar.
Tengo la sensación de que estoy haciendo algo. Algo grande. Algo con alcance inimaginable. Que me trasciende. Algo que va a llegar hasta el último rincón del mundo. Quizás nadie se entere que fui yo. Será un movimiento imperceptible.
Un roce, un pequeño acomodamiento que pondrá el universo patas para arriba. Seré la reina oculta de mi propio cambio; disimulada emperatriz de mis suburbios.

Callaré mi responsabilidad, esconderé que fue mi mano la que movió el engranaje. Y así silenciosa y cabizbaja huiré al campo, y me encontraré en ese otro lugar. Me fundiré con la tierra y moriré sola, bajo un sol de otoño, rodeada de animales que lamerán mis huesos hasta hacerme suya.

El sonido de las campanas retumba en las paredes del fuerte. El grito del monje se oye como un eco ausente que se precipita por las angostas calles de tierra. Hay un niño que llora cubierto de pieles infalibles, recordando el momento de su nacimiento.

El mendigo llora a los pies del mártir y le ofrece grises néctares de ninfas marinas. El sabor dulce de la derrota embebe los labios y los adormece.

Presos de una religión inocua, insectos y deidades se mezclan en danzas alegres. Cantan versos brillosos que enceguecen a los caminantes desprevenidos.
Los cañones aún secos esperan la partida. Mientras algunos pequeños audaces lobos domesticados preparan una sopa que calmará su sed.

Desde el olimpo se distinguen cuernos de sapos olvidados en bibliotecas de serpientes. El dios del hiato se enfrenta con el minotauro. Nace así la metáfora.

Me sumerjo en el abismo de la palabra, un pozo ciego sin fin, ni quimeras. Hace frío en este pozo. Precisamos el fuego de la discordia para calentar este presagio de vida. Pronto llegará un sonido ensordecedor y las cenizas cubrirán los cuerpos. Eso dijo una muchacha mientras lavaba su ropa el borde el río.

A ella se acercó el monje y le dijo: “muchacha, tú que tienes el don del insomnio, ven y despierta mi encanto sobre las olas de esta incertidumbre”: Y ahí nomás la virgen despojóse de su vientre y se lo entregó envuelto en la espuma dulce del desconsuelo.

jueves, 22 de febrero de 2007

La Otra

Son uruguayas y usan la voz como instrumento principal. Proponen una muestra de temas populares de los más diversos compositores en versiones a capella o con mínima instrumentacion.
La Otra es es un cuarteto vocal femenino, integrado actualmente por:
Beatriz Fernandez
Ana Prada
Lea Bensassón
Carmen Pi.

Comenzaron hace ocho años cantando en las veredas de la Ciudad Vieja en Montevideo, bajo el padrinazgo artístico del Negro Rada, y sin querer abrieron un espacio para las mujeres en la música de su país, que actualmente prolifera en agrupaciones y solistas del género. "Es tiempo de que la mujer entre en la historia de la música uruguaya. Espero que la otra anime a nuevas generaciones de mujeres a mostrarse, y lograr un equilibrio más justo entre la música femenina y masculina en nuestro país".
(Ruben Rada sic.,2000).
Editaron dos discos, el primero de ellos en Uruguay, producido por Rada para Zapatito Discos; el segundo grabado en Nono, Córdoba y editado por Los Años Luz en Argentina. El repertorio aborda mayoritariamente obras de artistas uruguayos como Leo Masliah, Eduardo Mateo, Jorginho Gularte, Jaime Roos, Fernando Cabrera, Jorge Drexler y Los Shakers. Tambien incluyen arreglos de temas de Rita Lee, Sting ó Djavan –entre otros, siempre priorizando la canción como hilo conductor de la propuesta.
Fueron anfitrionas de Buena Vista Social Club, Harlem Gospel Choir y Simply Red en sus presentaciones en Montevideo. Recorrieron el interior de Argentina realizando veinte shows junto a Ruben Rada en las giras “Candombe Jazz Tour” por el sur, y “Negro Rada Tour” por las sierras de Córdoba en el 2005. Fueron convocadas por el productor y arreglador Carlos Villavicencio para grabar la banda sonora de la película “Samy y Yo” protagonizada por Ricardo Darin. También grabaron la banda sonora del film “Maldita Cocaína”, protagonizado por Ricardo Spalter y Osvaldo Laport. Participaron dos veces en el Festival RIO A CAPELLA en Rio de Janeiro, Brasil.
Compartieron escenario y encuentros musicales con Fernando Cabrera, Hugo Fattoruso, Liliana Herrero, Jorge Drexler, Urbano Moraes, Pitufo Lombardo, Pinocho Routin y Joe Vasconcellos entre otros.
LA OTRA se presentará el próximo 16 de Febrero en el jazz club MEDIO Y MEDIO de Punta Ballena, Uruguay; y el 28 de Febrero en LA TRASTIENDA CLUB en Buenos Aires, Argentina.
“Decir que hay cuatro uruguayas haciendo música popular con la voz como único instrumento, sólo acompañadas por pequeños momentos de percusión o de loops de computadora, puede predisponer a la escucha de un grupo de esos que se tildan de “experimentales”. Asomarse a la propuesta de esta formación, sin embargo, es descubrir que en el universo de la música popular latinoamericana aún queda mucho por decir.” (Karina Micheletto,Pagina12 / Argentina)
“...los pasajes más originales de "La Otra" radican en los arreglos de voces, que no intentan emular instrumentos ni son de tipo estrictamente coral. La Otra escapa a los convencionalismos y tiene la capacidad de generar un feedback interesante con la gente.” (Alejandra Volpi, Ultimas Noticias / Uruguay)