lunes, 7 de enero de 2008

el drama de escribir

En la debilidad está la fuerza. Si salimos “con todo” vamos a encontrar nada. Hay que infringirse la caída, para justo antes de caer levantar la cabeza y volver levantar vuelo. Riesgo. El riesgo es acción. Escribo mis personajes sin saber a quién voy a encontrar. Nunca sé qué quiero contar. Robo frases y las agrupo. Les cambio palabras, los puntos, las comas, un par de pinceladas y listo.

Las palabras importan sólo como excusa para poner el cuerpo en acción. La palabra es acción y ese accionar en el espacio también es accionar en el tiempo que corre y no pasa nunca por el mismo lugar. La palabra salpica y es salpicada por otras palabras. Una extraña sintaxis de cuerpos chorreando voces que son casi ajenas. Pero no. Salen de un cuerpo, de una poética corporal. No metafórica. No, no hay metáforas. Se es lo que se es. Y nada más. No hay lugar para el miedo. El miedo es histórico. No sirve. Tengo interés en contar algo sencillo pero de manera complicada. Eso es lo que hago. Así me divierto. Y pasan las horas. ¡Pasan!

7.08.07