martes, 5 de febrero de 2008

Crónica de un viaje no anunciado

Día 0 y 1.
Lunes. 19 hs.
Bs. As. me despide con un calor agobiante. Las 12 hs se pasan volando -literalmente-. Duermo, como, duermo, como, escucho música. Después de buscar tres cuartos de hora mi valija, que encuentro solitaria en un rincón del aeropuerto, salgo por la puerta, como en las películas y ahí está. Esperando. Me roba un beso, quizás como venganza por los niños rumanos.
Madrid me recibe en una comisaría, -no porque haya denunciado a P., porque al fin y al cabo esos besos eran de él, tarde o temprano- sino por los niños rumanos.
Luego, la presentación formal. Los regalos, la timidez disimulada, las fotos, sensación extraña. No entiendo nada. Estoy aturdida. Comemos cosas muy ricas, eso sí que lo entiendo. Y salimos. Tarde de turista. Plaza Mayor y otros sitios. Caminar, caminar, caminar. Todo me sorprende, todo me encanta. Volver, de nuevo comer muy rico, inflar el colchón. ¿Resistirá? Por las dudas...