viernes, 30 de noviembre de 2007

hace tiempo que naufrago en ninguna orilla. no sé cuánto. tiempo.
dos días o tres años. hay cosas que hacen que el contador vuelva a cero.
yo dudo pero vivo. aunque dé mil vueltas sobre lo mismo, o ni lo piense, pasa.
reconstruir un instante es vivirlo de nuevo.
escribirlo es verlo de afuera.
y se disfruta otra vez, como una película que se ve dos veces.
ya se sabe qué va a pasar y sin embargo la pantalla ilumina nuestro rostro espectante.
esperando que esta vez no se vaya, que esta vez la historia termine distinta. pero es igual. siempre...
el pasado se hace presente a cada instante.
y el presente está viniendo o se está yendo.
y entonces acá, qué queda.
todo cambia velozmente.
sobre todo yo.
que doy un paso y me pierdo. doy otro y me encuentro.
pero distinta.
palabras, momentos, miradas me cambian a cada instante.
da vértigo; genera una sensación nueva, fascinante y frágil.
quiero un mundo en el que quepan todos mis mundos.
chau, me voy a construir.

N. dice: "A pesar de todo, es decir, antes y después de todo, hasta la primera luz del alba, soy tu amigo"

Cómo no perdornarte, amigo.

Si la única falta es extrañarnos.

jueves, 29 de noviembre de 2007

re-flexión

Jueves, clase de dramaturgia.
"La obra puede tener una estructura muy buena, que funciona, pero lo más importante es lo que pasa en cada situación particular, vivirla, no pasarla por alto"
Ah! claro, así es la vida también, no?
Quizás la estructura es buena y funciona, pero no vivimos cada situación, no la transitamos, nos sacamos las escena de encima, con didascalias que no dicen nada. Será eso lo importante? Sí, es eso. Es fácil decirlo. Lo difícil es recordarlo todo el tiempo. Lo difícil es no caer en sobre valorar la estrucura. Al fin y al cabo también es nuestro sostén. Pero no es lo más importante. Ni siquiera el teatro es importante. "El teatro no sirve para nada". Guau. Puede ser. Pero...

miércoles, 28 de noviembre de 2007

quiero balancearme y caer en el abismo de tus ojos
quiero suicidarme en tu sonrisa
y dormir acurrucada en el hueco de tu frente

morir despacio en el agua de tus labios
y despertarme apurada en la palma de tu mano

otras

si yo fuera cantante tendría que ser ana prada, sin duda.

si fuera un personaje de un cuento, a Holly Golightly me gustaría siquiera parecerme

si fuera fruta sería frutilla, pero por ahora solo las como con avidez de hormiga

si fuera estrella, osa polar sería mi nombre

mas no soy nada de eso, claro está
entonces me quedo con esto
que parece soy
pero que todavía no sé

sencillez

simplemente me conformo con tenerlo todo

besos cálidos en invierno
caricias refrescantes en verano

Si acaso hay que elegir

Yo elijo tenerlo todo

Plantar jazmines y geranios

Comer sandía con vino

La chancha y los veinte

Ser y no ser

Y sino, qué va! me conformo con un helado de dulce de leche y un largo rato al sol en alguna plaza

martes, 27 de noviembre de 2007

una mosca se choca contra el vidrio transparente.
una y mil veces lo intenta.
una y mil veces se choca.
una y mil veces seguirá intentando hasta que muera
o alguien le abra la ventana.

quiero tener alas naranjas

O que alguien me abra la ventana que tengo la cabeza llena de chichones violetas.

lunes, 26 de noviembre de 2007

noche de domingo

p. vino en bicicleta. sus ojos brillaban como la brillantina del agua. su voz agitada no encontraba las palabras. su corazón de península brotaba por sus manos que temblorosas me entregaron la locura en forma de caja de cartón. y yo sin saber qué decir. y yo ahí clavada en la esquina. como estatua de sal. tan sólo pude sonreír. y abrazar tímidamente. qué hacer ante tanta entrega. qué dar a cambio cuando no se pide nada. cuando se recibe algo inesperado. una música que suena ahora en mi silencio. una música, un remanso de espinas de algodón.
el prado está lleno de hojas secas. que caen y nadie recoje. mi valija está llena de polvo. y no sé cómo vaciarla.
el cielo está tan claro hoy.
que podría enamorarme.
o llorar un año entero.
(el mismo que ganamos ayer)

alguien me regaló sin quererlo la posibilidadde de sentir que lo que perdí puede volver, transformado, modificado, electrizado. es una sensación de calma y felicidad infinita. y él no lo sabe. no podría saberlo. tendría que usar muchas palabras para explicárselo. y sabemos que muchas veces sobran.
es solo eso: perdí algo muy querido, y por eso ahora soy lo que soy. y por ser lo que soy me dieron algo. entonces lo que perdí, también lo gano. gracias a alguien.
gracias.
y más.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

no me resigno, no.

a encontrar algo indecible

entre las almendras

de los días



un sol de verano

que queme este hielo

y encuentre un fuego

una montaña, un lago

todo junto

a lo indecible

que tiene ese encanto
que tiene esa forma
de nada, de ausencia
y sin embargo la busco
en el fondo del desierto.

no me resingo, no.
voy a encontrar lo inefable
y besarlo hasta secarme

de pelos y patos

patégras quiero comer y mi pelo embellecer.
un pan flauta untaré, con wellapon lo lavaré
con gusto mi boca lo comerá, y así sano mi cabello crecerá

jueves, 15 de noviembre de 2007

perfume casino

voy apostar todo. el viento huracanado del oeste, las ganas de no ser, mis ojos marrones. quiero perder y aún así esperarte. quiero quedarme sin el pan y sin la torta. y que vengas vos y hacernos un festín de manjares. apostar un pleno al 36 mi aburrimiento cotidiano y perder. ser sin fortuna alguien fortuito. voy a apostar no tener suerte. me juego mi planta de albahaca y el olor a humedad de mi placard y si pierdo me pongo una fábrica de churros rellenos y me voy a la costa a pasar el invierno.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

suerte

Estoy pensado en hacer un túnel para alejarme de vos, para que no me hagas mal. Atravezar desiertos azules, comiendo caracoles y frutas maduras. O zigzaguear por el pasto como un escarabajo rojo y llegar al otro lado del sol sin que me pise un auto.

jueves, 8 de noviembre de 2007

guía

Poder desahogar estos gritos suicidas. El sueño es una guerra que se pierde. El hambre es una poesía que se ignora.

Si para buscarlo tengo que encontrarlo quiero tener que caminar sobre el cristal de hielo y pedirle a un gitano que me preste su brújula.

El hambre es la poesía de los pobres.

Día 5

Voy a tener que reforzar las precauciones. Un rayo de luz logró meterse en la habitación. Por suerte no vi nada porque enseguida lo cubrí con lo primero que encontré. Creo que fue una mano.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

la máquina


estado de ausencia

quiero desprenderme de esta soledad nocturna. derramar un llanto entre olvidos y espesas tinieblas. extender la mano y que estés ahí, al acecho, con el puñal preparado por si ataca la ausencia.
se filtran algunos callejones imperfectos entre flores marchitas y sabores aciagos.
Y es el mismo. Y no. Y otro. Y mañana tal vez ya no haya. No haya este silencio roto con estas palabras impuestas venidas no sé de dónde. O de un lugar inabarcable.

flotando en balsas inconclusas, meditando en la jungla entre tambores soleados y príncipes dormidos. Vienen cantando himnos gigantes, predicando vientos perdidos.
Y yo acá llena de soledad. Presa de mi boca. Quiebro una sombra y nace el desconcierto. Y como una música fugaz las cuerdas se tocan solas.
No hay oídos que quepan en estas súplicas. Sólo hay fastidio y tormenta. No es bueno el pronóstico. Hoy no. Las gotas caen pesadas en la tierra seca que retumba con augurios ancestrales. El grito gutural del abismo se esconde en un eco efímero y precoz.
Voraces son tus manchas que me envenenan con ojos ciegos y perfumados.
Sacros imperios se erigen a mis espaldas. Los oigo caer como cadenas rotas.
Ser libre. Qué tortura, qué sufrimiento, cuánto dolor en estas tierras mojadas.
Tanto olor a café y tan poco sueño.
Tus hombros vigías como huesos de gato esperan saciarse de mi sed.
Y yo, infame ninfa del olvido, esquiva sombra del día, busco sin piedad el mar que me hunda en la alegría.

quiero desprenderme de esta soledad nocturna. derramar un llanto entre olvidos y espesas tinieblas. extender la mano y que estés ahí, al acecho, con el puñal preparado por si ataca la ausencia.

se filtran algunos callejones borrosos con flores marchitas y sabores aciagos.
Y es el mismo. Y no. Y otro. Y mañana tal vez ya no haya. No haya este silencio roto con estas palabras impuestas traídas no sé de dónde. O de un lugar inabarcable.

flotando en balsas inconclusas, meditando en la jungla entre tambores soleados y príncipes dormidos.
Vienen cantando hinmos gigantes, predicando vientos perdidos.
Y yo acá llena de soledad. Presa de mi boca.

Quiebro una sombra y nace el desconcierto. Y como una música fugaz las cuerdas se tocan solas.

martes, 6 de noviembre de 2007

no sé cómo sigue la historia. y eso me desespera. no, no me genera la maravillosa sensación de estar creando algo y no saber qué va a venir. No, ahora no. Me desespera como una mosca en el oído. Quiero saber qué va a pasar. Y eso sólo está en mi mente. Y por eso ahora me odio. Me desespera. Quiero salir. Quiero tirarme al sol y solo pensar en el calor que tengo. Quiero meter los pies en una fuente. Y después la cabeza y quedarme unos minutos así hasta salir azul y sentir el aire fresco que entra en mis pulmones ahogados. quiero revivir y para eso es necesario morir. quiero soñar otras cosas. otros finales. y sueño siempre el mismo. quiero engañarme y creerme feliz. no estoy tranquila. no sé por qué. me presiona la persiana. la subo. uf, ya está. era eso. solo subir la persiana y ver a través de la ventana el muro. el muro está ahí, es concreto. de concreto. entonces no hay que imaginarlo. qué placer. qué liviandad que todo esté así dado. pero dura unos momentos. después todo vuelve a flotar y tengo que ir agarrando cosas para poder sobrevivir. porque sino se escapan rápido. todo pasa rápido en este río. los peces, las algas, corren como si llegaran tarde a algún lado. pero todos los lados están acá, o allá o donde querramos. si quisiera llegar acá, ya lo hubiera logrado y todo sería mucho más fácil. pero no. la señorita quiere ir más allá. quiere saber el final de la historia ahora. no, chiquita, para eso vas a tener que sufrir mucho. horas de insomio, de exposición. porque crear es exponerse. y creer también. y tienen una sola letra de diferencia. pero volvamos al desierto de donde venimos. sí, ya sé, nadie entiende nada. pero vos te estás pinchando con un cactus y eso sí que lo entendés y muy bien. bueno, ya es hora. de levantarse. de romper las hojas. de borrón y cuenta nueva. Mozo, la cuenta!

lunes, 5 de noviembre de 2007

algo viejo que vuelve

A medida que el tiempo pasa las cosas se resignifican. A veces pienso que ya no soy yo la que leyó La metamorfosis, (cualquier de las dos veces). A veces pienso que no me alcanzarían las horas del día para que todos mis yo puedan disfrutar de todo lo bello del mundo. Yo no soy ayer, y hoy, no leí tal libro, hoy no vi tal obra; fue otra, y en otra quedan las sensaciones, las imágenes; otra tuvo el placer, ese placer. Yo tengo otro. No mejor, ni peor. Otro. Sin embargo, no deja de resonar en mi mente la realidad infalible de que nunca somos los mismos. Cómo prometer entonces amor, más allá del día de hoy. Quién no cambia, muere. Y yo no quiero morir. Y cambio. Sin querer, a veces. La realidad me hace cambiar, lo que veo, lo que oigo, lo que vivo. Las personas que conozco, las que podría conocer, todo me hace ver las cosas de un modo diferente. Tal vez sea exagerado. Pero también esa soy yo. El cambio no es pervertir la esencia, aunque ésta tampoco sea inalterable. Nada es inalterable. Y eso duele. Y es un duelo constante. Acaso vivir sea eso, o al menos una visión un poco oscura diría que vimos en un constante duelo (que duele) por lo que ya no somos, ni nunca jamás seremos, ni viviremos, ni sentiremos. Cada momento es único, y en este punto me declaro existencialista. A partir de ahora. Eso es algo que cambió en mi esencia. Ya había dicho que no era inalterable. No sé qué más se modificará en mí o en mi entorno a partir de este cambio. Porque así como los demás me modifican, seguramente yo modifico a alguien. Sin quererlo, a una persona que pasó y posó sus ojos en los míos y vio algo. Y sí, ahora soy romántica. Soy muchas, soy todas y a la vez no soy nadie. Y esta redefinición del ser humano, me abruma, me exalta, me excita y me angustia.

Sin embargo, la elijo. Hoy, ahora; mañana no sé. Sólo quiero vivir cosas que me hagan feliz, que me llenen, que me hagan persona. Y esto no quiere decir cosas que me “hagan bien” o que sean buenas, como estuve tentada de escribir... no, son cosas que pasen, no más ni menos, incluso la desilusión y el desamor, son cosas increíbles de vivir. Y vivirlo así lo hace menos doloroso en un punto; cuando logramos verlo así. Yo ahora lo veo así. Este desamor que estoy viviendo, hoy. Y no ayer. Ayer era distinto. Lo vivía de otra manera, más dramáticamente. Y está bien también. Todo está bien. No. No sé por qué pero no creo eso. No todo está bien para mí. Y no es que juzgue otras formas de vida. Pero para mí no está bien todo.
Pero las cosas que pasaron de ayer a hoy, aunque más no sea haber dormido entre pilas de libros, en un lugar que no es el mío con sueños robados a la luz del día, eso ya me hace distinta de la de ayer. Entonces puedo mirar las cosas con otros ojos. Entonces puedo amar a la misma persona, o no. Y puedo y quiero permitirme eso. Con sus riesgos. En una persona como yo, tan inestable y sensible y pequeña y frágil. Y no. Y fuerte. Y segura. Y valiente. Entonces cuál soy yo. A veces me confundo a mí misma. Me engaño para poder seguir adelante. Aunque a veces pienso que no voy a poder seguir. Que en algún momento voy a decir: bueno, hasta acá llegué. Y voy a parar el motor. Y tal vez haya alguien que pueda y quiera hacerlo funcionar. O tal vez no y quede así varado, en medio de las ruinas, del polvo, del camino, tal vez para siempre. Y eso puede pasar mañana, o tal vez en una hora, o en años, o nunca. Y eso nadie lo sabe. Y eso es lo maravilloso de vivir, de estar vivos. De sentir la adrenalina en la piel. Sé que hay algunas cosas que me hacen sentir algo parecido a la felicidad. Aunque me cuesta entender que tal vez sea solo eso la felicidad. Una sumatoria de momentos. No un estado general (y en consecuencia, vago). Solo una sucesión de momentos entrecortados. Particulares y breves, a veces demasiado, y por eso hay que cuidarlos, aprovecharlos, vivirlos y guardarlos. Sí, guardarlos. Nunca está de más tener algo lindo para echar mano cuando nos sentimos vacíos y tristes y queremos salir de ese estado. Porque a veces no. A veces tenemos, tengo, ganas de revolcarme en el llanto, en la tristeza absoluta del ser - humano, de mi vida, de mis días, hundirme en el más hondo de los dolores y ver cómo salgo de eso, como un desafío, como una prueba más. Ver cómo mi alma se desintegra en cada lágrima, como se desmorona todo, todo negro, nada nada sólo llanto de angustia y ganas de quedarse ahí para siempre, en un rincón, sangrando, morir así, sin recuerdos, seca, seca y sola.
Pero no. Otras veces no. Quiero salir. Y lucho. Y me desgarro el alma que queda hecha jirones contra la almohada y mi mano se extiende y no toca a nadie, porque nadie me ve. Porque me escondo. Claro, para llorar, me escondo. Entonces nadie me ve que pido a gritos que me miren, que me escuchen. Y entonces o caigo rendida y la falta de fuerzas hacen que el llanto se agote (pero no la sensación de angustia, que pasa a ser una angustia espantosamente seca). O logro gritar tan fuerte que alguien me oye y acude. Y me sana. Me salva, me cobija. Porque por suerte hay gente con esa capacidad de salvarme; porque yo les di esa posibilidad. Hay que gente no quiere salvarse nunca. Y no te da esa posibilidad, y eso a mí me genera una impotencia horrible, pero hay que aceptar. Aceptar que tal vez no sea yo quien te pueda salvar, que tal vez no te quieras salvar. Es triste. Muy triste para mí, ver a alguien lindo, perderse en las neblinas de la depresión. Es infinitamente devastador. Nunca me había pasado. Y mierda, cómo me afecta. Tan solo hace un mes me encontré con su alma, o con su corazón o con su cuerpo o con todo al mismo tiempo y ya caí en la trampa tendida por mí misma. Qué estúpida. Y bueno, tal vez aprenda algo de esto. Creo que ya aprendí. Más bien, creo que cambié, que es la mejor forma de aprender. Si uno aprende sin cambiar, es inútil. Es como el conocimiento de enciclopedia, como estudiar de memoria: sirve para un momento y se esfuma. En cambio si incorporamos la vivencia, si eso se hace carne en nosotros, eso significa que salimos airosos del asunto, aunque tal vez con una herida más. Por pequeña que sea.

22 de febrero de 2006

jueves, 1 de noviembre de 2007

el aburrimiento es feroz. es de noche. prendo un cigarrillo y miro mis dedos moverse entre el tabaco y el humo. ni siquiera el humo toma formas sorprendentes. me siento en el escalón de más arriba y miro hacia la puerta. no espero que venga nadie. es sólo para confirmar la salida. para saber que si quiero puedo irme. pero elijo quedarme.
tengo sed. busco un vaso y me sirvo agua. la tomo. despacio. siento como va atravezando mi lengua, mi garganta...pero en un punto la pierdo. ya no la siento. quizás haya calmado mi sed y entonces su existencia no tenga sentido. quizás ya no 'es' nada.
no sé. dejo de pensar en eso. apago el cigarrillo cuando todavía queda la mitad. en realidad no fumo. pero ciertas circunstancias me parece que necesitan de un poco de humo. como una ambientación. como una música de fondo.
sigo aburrida.
escribo. unas líneas. garabateo la hoja. pienso en qué podría hacer para no aburrirme. hojeo las páginas de un libro. no me atrae.
miro la puerta.
no viene.
no va a venir.
igual no lo espero.
y si viniera el aburrimiento seguiría presente como una sombra, como un reflejo. y sería peor porque tendría que fingir no aburrirme.
que no venga.
no.
bajo hasta el primer escalón. me siento. me saco las zapatillas y siento el pasto. está seco. hace días que no llueve. hay sol. y no parece que vaya a llover.
miro mis pies. flacos y blancos. me llevan a todos lados y sin embargo nunca los miro. durante mucho tiempo no los reconocí como míos. eran algo ajeno a mi cuerpo. ahora no, ahora son míos. sólo míos.