miércoles, 7 de noviembre de 2007

quiero desprenderme de esta soledad nocturna. derramar un llanto entre olvidos y espesas tinieblas. extender la mano y que estés ahí, al acecho, con el puñal preparado por si ataca la ausencia.

se filtran algunos callejones borrosos con flores marchitas y sabores aciagos.
Y es el mismo. Y no. Y otro. Y mañana tal vez ya no haya. No haya este silencio roto con estas palabras impuestas traídas no sé de dónde. O de un lugar inabarcable.

flotando en balsas inconclusas, meditando en la jungla entre tambores soleados y príncipes dormidos.
Vienen cantando hinmos gigantes, predicando vientos perdidos.
Y yo acá llena de soledad. Presa de mi boca.

Quiebro una sombra y nace el desconcierto. Y como una música fugaz las cuerdas se tocan solas.

No hay comentarios: